Saturday, September 05, 2009
ELTIEMPORECOBRADO
El tiempo recobrado
No como la búsqueda de ese tiempo perdido del pensamiento proustiano, sino como el reencuentro del camino correcto hacia la meta anhelada.
R.R
Veo en la obra de esta artista un anhelo por mostrarse a cabalidad, en busca del juicio crítico que reafirme el sentido de sus pesquisas. Y así debe ser, el arte requiere del cierre del círculo (autor-espectador) para validarse como tal, de otra manera será siempre un manojo de buenas intenciones y éstas, las buenas intenciones, siempre permanecen esperanzadas a que lo fortuito las reconozca o las ignore. Para aquella lectura justa, la artista confía en el ejercicio pertinaz en que se gestó su obra, en el empeño por el refinamiento provocado con la fusión de técnicas empleadas y el insistente deseo de alejarse del remedo.
Cuando la pertinencia entre idea y técnicas se conjuntan, suele llegarse a buenos resultados y aunque esta no es la regla, hay trabajos plásticos que lo confirman, tal es el caso del ejercicio estético de Liz Vaillard, que además parece regodearse apelando a la mezcla de técnicas para ofertar una obra diferente. En esta muestra: Momentos intervenidos, la mixtura entre serigrafía y grafito, acrílicos con carboncillos, son buenos ejemplos de esas alianzas intencionadas; frutos lógicos de esas pesquisas constantes de los interminables procesos de aprendizaje, necesidad, por cierto, de la que no puede desligarse todo aquel que aspire a evolucionar. No conforme, la autora apuntala sus ideas en un dibujo pulcro y una pintura elegante, que no requiere de lo estrafalario o estridente para distinguirse. Veo en esa mesura, un camino promisorio en el que tendrá que forjarse nuevos retos, que seguro estoy sabrá vencer.
El arte exige ser proporcionado con su tiempo, pero no por ello desligarse del pasado, como si éste enfermo, pudiese contagiarlo; ahí tantas veces la incongruencia de su rechazo.. Ni todo lo viejo es malo como tampoco lo novedoso es óptimo. El arte con frecuencia se refugia también en el equilibrio y en ese abrigo se fortalece, como en la obra de esta artista, que aún resuelta con herramientas del pasado (pinturas y soportes) las emplea de manera precisa, y maneja las técnicas sin distingo de valores, las suma de modo pertinente para ofrecernos una obra actual colmada de insinuaciones.
Este trabajo diverso y congruente, a la vez, reivindica la pasión de la autora por la pintura y deja ver un oficio prometedor que será indudablemente fructuoso y ante todo, propositivo. De eso se trata, el arte se fosiliza en la mente de quien se conforma, no es el caso de Elizabeth Vaillard; la obra que tímidamente se mostraba tiempo atrás, dejó sus escarceos con la buena intención para plantarse hoy, resuelta y franca.
Roberto Rosique
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