Friday, October 28, 2022

APATIA: un saco que le viene a cualquiera



UN SACO QUE LE VIENE AL QUE QUIERA:

La apatía, esa indiferencia ante cualquier estímulo o situación que acontece devela la cara oculta de la sonrisa falsa que ponen cuando hay un saludo de por medio, en tanto detrás de la simulación encubre una indolencia encabronada, hay un importamadrismo soberbio, una penosa abulia por reconocer la otro; sin embargo, la apatía desaparece cuando el apático sufre un percance o es removido de su cargo o no encuentra respuesta a su solicitud de auxilio; entonces sí, el mundo se le muestra de cabeza y esa soberbia que no cabía en su pecho se vuelve consideración, reconocimiento y lambisconería.

 

Wednesday, October 26, 2022

LA CULTURA NO NECESITA DE COLORES PARTIDISTAS PARA EJERCERSE, MENOS DE INCULTOS PARA DIRIGIRLA

LA CULTURA NO NECESITA DE COLORES PARTIDISTAS PARA EJERCERSE, MENOS DE INCULTOS PARA DIRIGIRLA

Roberto Rosique

Una de las características de los gobiernos a lo largo de la historia, con sus excepciones, por supuesto, ha sido el desconocimiento de la importancia que tiene la cultura para el ser humano, la anosmia cultural de estos representantes y sus gerencias suele ser el fruto de la magra o ausente educación artística en el transcurso de su vida; formados dentro de una educación acrítica -que para el caso la nuestra cae como anillo al dedo-, una instrucción malamente informada respecto al arte, si acaso adornada de míticas historias oficialistas que a nadie le interesa develar, pues resulta suficiente repetir nombres que alcanzaron la fama sin saber a ciencia cierta por qué, sin que aparentemente tenga importancia la veracidad o falacia que los arropa; basta rumiar estas historias culturales como condición común para sentirse del todo satisfecho. Culturoso.

El político mexicano suele ser un personaje que se amolda muy bien a estos modelos y encontraríamos inconexa su conducta si externara el gusto (que aun cuando puede ser irrelevante por lo personal) argumentándolo con suficiente congruencia, seguro le resultaría algo asertivo para el que lo escucha y fincaría expectativas de esperar mejores resultados en su administración y aunque esto sería la excepción que fractura la norma, siempre hay la ilusión de que ese que preside contenga algunas de esas cualidades; tal vez la peculiaridad que los describe con harta precisión como cínicos, corruptos e ignorantes -con sus diminutas excepciones, por supuesto- pueda paliarse con la cultura; tal vez.

Comento todo esto por los acontecimientos de los últimos días (iniciado muchos meses -sino que años- atrás) dentro de administraciones pasadas y la actual alcaldía, y en particular por quienes últimamente han tomado las riendas del Instituto Municipal de Arte y Cultura que han llevado a esta triste institución a la opacidad y al escándalo (por más que se oculte o se ignore); en donde ha prevalecido el otorgamiento de plazas directivas por el amiguismo, por la deuda política pendiente de saldar, por el compadrazgo tan común en nuestra sociedad coctelera, que ha resultado lo mismo si quien queda a cargo, sea un personaje ajeno en lo absoluto a la cultura, -con sus honrosas excepciones[1]- o que para colmo ni siquiera le interese y acepta por el cheque quincenal mientras espera agazapado detrás del escritorio la oportunidad para saltar a otro curul no importa de cual se trate; al fin y al cabo, lo hechizo es otra particularidad de este mexicanismo ramplón que suele ocultar o suplir a la ignorancia por la ocurrencia.

Atrás de todo este circo emprendido por quienes no están interesados en la cultura hay basura, mucha basura, no únicamente la prepotencia típica del iletrado, el ensoberbecimiento que lo lleva al acoso sexual o de cualquier índole, sino el importamadrismo por destruir la institución cultural y no pasa nada; será hasta que hilo truena por tanto jaloneo que algunas voces desafían a costa de su trabajo, de su prestigio, de su forma de vida esa autoritaria administración, para exigir la revisión del caso, para demandar que se investigue y se sancione a quien resulte culpable; pero de nuevo no pasa absolutamente nada.

Se encubren entre ellos, se solapan, dicen investigar y no lo hacen, le dan largas al asunto, una medida política efectiva porque cansa y harta; los ignoran, los amenazan o los corren, y por si fuera poco la comunidad cuando se entera en las “benditas” redes sociales, solo le dan like al asunto y sanseacabó. Finalmente, pensamos -aun cuando no queremos reconocerlo- que esto no me está sucediendo a mi o por alguna justificada razón les sucedió a ellos, o sencillamente porque nos vale un comino lo que al otro le acontece mientras a nosotros no nos suceda nada. La cultura del avestruz suele también ser otra característica de nuestra culturosa sociedad y no nos interesa que pienses diferente, primero yo y luego yo.

Sin embargo, también esta condición de irrestricta apatía cansa, y tiene que ser, pues es difícil imaginar una “sociedad individual”; necesitamos escucharnos y escuchar al otro, darnos la mano cuanto sea necesario y no solamente durante las exposiciones o los convivios culturales, y no importa que no nos interesen esas pasarelas y no acudamos a ellas, desde el rincón del taller, de la oficina, del estudio se puede también opinar, emitir tu juicio de valor o dar la cara y en este caso en particular, apoyar a los desplazados, a los acosados y vilipendiados trabajadores del IMAC que son igual a nosotros, creadores que por necesidad les tocó trabajar en esta institución fantasma de la que no queda ni un ápice de aquella que imaginó Leobardo Sarabia y que todos supusimos daría la cara ante el Cecut y el ICBC pues era nuestra casa a quien representaba.

Apoyémoslos no únicamente por lo relevante que resulta el que se cumplan sus demandas que son justas, exijamos el respeto a la autonomía institucional, mejores condiciones laborales, derecho a la antigüedad, salarios dignos y presupuestos suficientes destinados a la enseñanza y promociones culturales que son el espíritu y razón de esta institución, que debe ser ejemplo de espacio digno y transparente donde se forja el respeto y la esperanza.

Démosle todo el apoyo a nuestros compañeros y exijámosle a la administración gris municipal cuentas claras y castigo a los culpables y que deje de ver a la cultura o la institución como trampolín político partidista; esa condición nos tiene hasta el copete, la hemos vivido una y otra vez, administración tras administración, priista, panista o morenista; la cultura no necesita colores ni adjetivos de esa naturaleza para seguir siendo indispensable, la fuerza moral de la misma debe prevalecer como ejemplo del cambio que tanto necesitamos.

¡Basta de verdad!, ha sido suficiente. El imperio del cinismo, de la corrupción y la ignorancia no debe ser la bandera de nuestro espacio cultural.



[1]  Elsa Arnaiz, Elizabeth Algrávez, Tere Riqué, Haydé Zavala, Minerva Tapia