(by Roberto Rosique, acrílico, tinta sobre papel, 18" x 24")
El 11 de septiembre de 1971 (Chile)
El 11 de septiembre de 2001 (USA)
El 11 de marzo de 2004 (España)
El 11 de septiembre de 2001 (USA)
El 11 de marzo de 2004 (España)
Cualquier día es terrible recordarlo si quedó signado por la muerte. Más terrible aún es olvidar aquel nefasto día en que la placida mañana de una tranquila ciudad oriental fue interrumpida por el estruendo de una explosion diabólica producida por la fragmentacion de átomos de una bomba arrojada desde un avión norteamericano. Hiroshima primero y Nagasaki después fueron prácticamente borradas del mapa por el designio inconsecuente de un gobierno insensible y ensoberbecido de poder. El once de septiembre de 1971 fue fatídico para la libertad de los pueblos de América y el mundo, los militares derrocan al único gobierno socialista elegido por el pueblo, asesinan a su presidente (Salvador Allende) y un satrapa, déspota y corrupto (Pinochet) asume el poder apoyado incondicionalmente por el imperio noerteamericano e inicia una de las etapas más oscuras de la vida del pueblo chileno, un largo camino de violaciones y asesinatos de inocentes que únicamente ansiaban la libertad; el once de septiembre de 2001 fue una factura que el tiempo tenía pendiente de cobrar y que cobraron a mansalva sobre un pueblo inocente (y mal informado) un puñado de fundamentalistas de corazones envilecidos por una religión mal leída y por ende, mal interpretada, todo ello propiciado inexorablemente por el ansia desmedida de poder de un imperio que nunca se ha tentado el corazón para invadir y saquear pueblos inocentes y el once de mayo de 2004 un ajuste de cuentas que no merecía el pueblo español como consecuencia de una decisión equivocada de un gobernante gris y soberbio (Aznar). Nada justifica estas acciones, nada, pero olvidar la barbarie del holocausto y el exterminio de las ciudades japonesas es tan perverso como los sucesos acaecidos el día once de los meses y de los años pasados.
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