PARA SALIR DEL MARASMO DE ESTE RECOGIMIENTO
OBLIGADO.
Sin ánimo de tener que lidiar con los
seguidores empedernidos de las tristes leyendas partidistas que siguen golpeando
a mansalva todo lo que no se coloree con verde, rojo, blanco y azul, que
olvidaron por completo un pasado turbio y nefasto de acciones que dejaron al país
en la inopia, ahogándose en un charco de corrupción y violencia, del que ha
sido imposible salir hasta ahora; me disculpo por la incomodidad que estas
palabras puedan causarles, pues ya con el virus circundándonos pudiese ser más
que suficiente.
En estos tiempo de cuarentena que disponemos de
momentos para otras reflexiones más allá de los obligados cuidados del contagio,
la sana distancia y el lavado pulcro e intenso de las manos, resulta pertinente
echar la vista a atrás para dimensionar nuestra endeble realidad y a manera de
recordatorio, vale la pena perder un par de minutos para leer este viejo articulo
-bien fundamentado- de Ernesto Villanueva, “Narro, sin credenciales académicas”
(https://www.proceso.com.mx/430665/narro-sin-credenciales-academicas?fbclid=IwAR3c-7vQ8t-ILd8gO4ujtxrAr4pyUSXyRRMdrPTKaD-vTUovV24d4JfIdYA),
una
de las plumas que develan con regularidad el cinismo y todo lo que sabemos de
gobiernos polutos y sinvergüenzas, y que en este caso, en particular, adquiere
otras dimensiones por tratarse del desenmascaramiento de una figura “sobresaliente”
de la educación y la salud en el país, que fungió como Rector de la UNAM y
Secretario de Salubridad en el sexenio peñista; que aspiró a la Presidencia de
la República y en el fallido intento y el descubrimiento de todas sus
tracaladas durante las gestión mencionada, también le dio por golpear con lo
que tuviese a mano al gobierno actual; un hecho nada insólito pues haber
perdido la gallina de los huevos de oro no fue cualquier cosa.
Un personaje cínico, que no tuvo empacho en engañar
al pueblo mexicano con la anuencia de sus superiores quienes le otorgaron poder
para, con manga ancha, llevarse todo lo que le fuese posible y que no reparó en
mentir pensando en la perpetuidad de su partido o que jamás serían develadas
sus marrullerías. Un verdadero pillo de cuentas que con el pretexto de la credencialización
se dio el lujo de amasar títulos académicos sin haberlos cursado y, por
supuesto, cumplido con las exigencias que todo dicente obligadamente debe consumar
para la obtención del grado.
Un artículo que pone a la luz las mentiras de uno
de los tantos desvergonzados que engañaron, robaron y se salieron con la suya “Si
Narro Robles –expresa Villanueva- incurre en un ilícito al sostener que cuenta
con grados académicos de los que carece, fue un mal rector de la UNAM según
evidencias empíricas extraídas de los ránkings internacionales más prestigiados
en la academia, en un Estado democrático de derecho enfrentaría problemas
legales y éticos. Aquí, por el contrario, la ineptitud encaja a la perfección
en el gobierno de Peña Nieto, alérgico a la inteligencia y a la honestidad. Tal
para cual”. Un cierre lapidario que sitúa los alcances del poder en
manos de trúhanes. RR
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