(Entre lo fractal y lo euclidiano. Mixed media on canvas, 200x400cm)
Apuntes para descubrir el cosmos del fractal
Homenaje a Benoit Mandelbrot
ofrecido por Roberto Rosique
Ad perpetuam rei memoriam
(Para perpetuar el recuerdo de
la cosa)
En la discusión acerca de los orígenes
de la concepción obra de arte, cuánta razón tuvo Gombrich al rechazar los
esquemas representacionales en los fundamentos de la realidad visual, pues,
como acertadamente observa, “si la ciencia no deriva sus hipótesis por
inducción de las observaciones sino lo hace por medio de una intuición creativa
probada”, entonces, por la observación el artista “no empieza con su impresión
visual sino con su idea o concepto de esa
realidad” En la pintura –crear- es anterior a imitar, de la misma forma
que la teoría antecede a la observación en la representación científica.
─El
mundo de la ciencia nos muestra que no es necesario imitar al mundo que nos
revelan nuestros sentidos, por tanto habrá que especular que la pintura también
sea un sistema de estrategias aprendidas para hacer representaciones cada vez
más exactas─. Este concepto fue el detonador de las nuevas propuestas acerca de
la idea del arte.
En
el cosmos de la naturaleza, ésta, la Naturaleza, posee una dialéctica análoga:
cuando “al mirar el mar, una Montaña, vagar entre los árboles de un bosque o en
la entrada de un valle, nuestra primera sensación es la de extrañeza o
separación”. Esta observación que hace Octavio Paz en un esfuerzo por
representar –poesía- como
consecuencia de la obra, entonces, dice: “Nos sentimos distintos”. La clave
está en cierto modo en la fuerza dialéctica de la realidad.
El mundo natural (siguiendo a Paz), de manera
constante, se nos representa algo ajeno, dueño (lo extraño) de una existencia
propia. Esta experiencia paulatinamente
parece evolucionar hacia un alejamiento que se transforma pronto en hostilidad.
A medida que transcurre el tiempo reconocemos como si cada rama del árbol o cada ola, o cada grano de arena hablara un
lenguaje que no entendemos; en cada espesura nos espía un par de ojos;
criaturas desconocidas nos amenazan o se
burlan de nosotros como también puede ocurrir lo contrario (aquí está la clave
de la fascinación): la Naturaleza se repliega sobre sí misma y el mar se
enrolla y se desenrolla frente a nosotros indiferente; las rocas se vuelven aún
más compactas e impenetrables, el desierto más vacío e insondable. En un estado
emocional especial, imperceptible, genera la idea que somos nada frente a tanta
existencia cerrada sobre sí misma. Y de este sentirnos nada, pasamos, si la
contemplación se prolonga y el pánico no nos embargó, al estado opuesto: “el
ritmo del mar se acompasa al de nuestra sangre; el silencio de las piedras es nuestro propio silencio; andar entre las
arenas es caminar por la extensión de nuestra conciencia, ilimitada como ellas
(las arenas, las piedras y las hojas); los ruidos del bosque nos aluden”
(O.P.). Todos formamos parte de todo. El ser emerge de la nada. Un mismo ritmo
nos mueve, un mismo silencio nos rodea. Los objetos mismos se animan y como
dice hermosamente el poeta japonés Buson:
Ante los crisantemos
blancos
las tijeras vacilan
un instante.
Ese
instante (silencio) revela la unidad del ser. Todo quieto y todo en movimiento.
Ese silencio, la muerte, no es algo aparte: es, de manera indecible, un grito,
es la vida.
La
revelación de nuestra nadería nos lleva a la creación del ser -la poesía-.
Lanzado a la nada, el hombre se crea frente a ella. (O.P.)
La
experiencia poética es una revelación de nuestra condición original. Y esa
revelación se resuelve siempre en una creación: la de nosotros mismos. La
revelación no descubre algo externo, que estaba ahí, ajeno, sino que el acto de
descubrir entraña la creación de lo que va a ser descubierto: nuestro propio
ser…nuestra condición original no es
sólo carencia ni tampoco abundancia, sino posibilidad.
Roberto
Rosique, artista que entró a la vida en el alucinante ambiente del estado de
Tabasco, se formó científico al tiempo que se hacía consciente de la
importancia de la manifestación sensible, intuitiva y recreativa, problema que
resolvió su mirada mirando en un principio como de soslayo para hacerse luego
pasión a la creatividad artística, especialmente la pintura, la escultura y por
añadido la instalación y otros recursos electrónicos actuales, se hicieron
posibilidad. En ambos sentidos, la ciencia de la medicina en el ámbito de la
oftalmología pediátrica como la artística, se ha expresado Roberto de manera
por demás destacada. Una le ha llevado a la otra, por ejemplo la importancia de
los sentidos y su sentido científico con la matemática y la geometría, como
base del dibujo, lo han colocado en un proceso de maduración expresiva y que no
ha extrañado esta influencia en el desarrollo de su creatividad, lo que en algún modo se explica por su cercanía a
quien dedica hoy su trabajo: la
fractalidad, la naturaleza, los complejos algebraicos y la sensibilidad
creativa, Benoit Mandelbrot. Quien en cierto modo, buscó la posibilidad de
descubrir el secreto de la poesía de la vida mediante el recurso de explicación
matemática, como lo buscó Noam Chomsky con su Gramática Generativa con el
lenguaje.
Buscando
la naturaleza de la línea recta como ente geométrico, al pensarla como
constituida por puntos, al mismo tiempo
que como problema aritmético, se convirtió en un proceso obsesivo de
discernimiento, y que derivó en el llamado Conjunto de Mandelbrot. La
integración de ambos campos fue luego uno de los mayores éxitos de Richard
Dedekind y Georg Cantor autores de la teoría
de los números reales, ambos percibieron que en el bosque de ese logro se
encuentran, de hecho, numerosos objetos geométricos extraordinarios, locos, estrafalarios, con curvas - de
hecho líneas de una dimensión - que rellenaban espacios de dos dimensiones;
allí habitan, paradójicamente, curvas que tienen una buena conducta, esto es,
bonitas y continuas, sin pendiente en ningún punto. Estos objetos eran tan
estrafalarios que los matemáticos empezaron a exceptuar estos monstruos y
dejados de lado como demasiado extraños para ser de interés. Su consecuencia
fue: La teoría de la geometría fractal. Una nueva geometría con tanto sistema y
generalidad como la Euclidiana y una nueva ciencia física.
Benoit
Mandelbrot (20 de Noviembre de 1924 en Varsovia, Polonia), reveló cómo los
fractales pueden surgir en muchos lugares diferentes, tanto en matemáticas como
en cualquier lugar de la naturaleza. Las incursiones de Mandelbrot en tantas
ramas diferentes de la ciencia no eran accidentales, la teoría general que
había proporcionado, estaba presente casi universalmente en la Naturaleza.
Reconoció el paradigma de abrumadora uniformidad con la que los físicos
matemáticos han intentado describir que la Naturaleza es radicalmente
deficiente e incompleta. Fractales y pre-fractales, una vez percibidos, están
en todas partes.
“Ocurren
en fisiología, en el crecimiento de las células mamarias. Lo crean o no [...]
ocurren en los jardines. Observen de cerca y verán una diferencia entre las
cabezas de las flores de brócoli y de la coliflor, una diferencia que puede
caracterizarse de forma exacta con la teoría fractal”, conviene Mandelbrot.
Todos
los fractales tienen algo en común, ya que todos ellos son el producto de la
iteración, de un proceso geométrico
elemental que da lugar a una estructura final de una complicación aparente
extraordinaria. Es decir que cada porción del objeto tiene la información
necesaria para reproducirlo todo, y la dimensión fractal no necesariamente
entera.
Acuñó
(Mandelbrot) la palabra fractal ("fractus"-latín):
frangiere, significa romper, crear fragmentos irregulares. Paradójicamente, los
fractales son una idealización, los objetos reales no tienen la infinita
cantidad de detalles que los fractales ofrecen con un cierto grado de
magnificación. A menudo son semejantes a sí mismos; poseen la propiedad de que
cada pequeña porción del fractal puede ser visualizada como una réplica a
escala reducida del todo. No tienen dimensión uno, dos o tres como la mayoría
de los objetos a los cuales estamos acostumbrados, tienen una dimensión que no
es entera, ni uno ni dos, pero muchas veces entre ellos. ¿En qué consiste,
pues, el Conjunto de Mandelbrot? Es, sencillamente, el conjunto de todos los
puntos (a, b) que dan lugar a rutas o trayectorias acotadas. Este conjunto
determina un sólido continuo situado en medio del plano, pero envía filamentos
que penetran en sus alrededores con formas sumamente sutiles y complicadas El
arte fractal es creado calculando fractales y representando el resultado
calculado (el fractal) en una imagen, animación, música u otro tipo de
"medio". del Conjunto de Mandelbrot, descubre uno de los objetos
geométricos más admirados y estudiados de cuantos existen. Esta aplicación
extremadamente bella de las Matemáticas nace en 1975.Un ordenador y unas
complejas fórmulas aritméticas actúan como tela y pincel.
Así,
hoy, no es gratuito que Roberto Rosique, nos presente esta delicada colección
de imágenes sugerentes de una manifestación científico-artística y que
representa el histórico encuentro entre dos procesos -la ciencia y el arte-,
que muestran de cuerpo entero la naturaleza del ser humano en su dimensión de
los procesos de la razón y la intuición, su proceso de búsqueda de
explicaciones a su mundo de la realidad y el encuentro con las paradojas que
caracterizan esa realidad y sólo ha sido posible visualizarlas mediante la
creación artística, en el caso de Roberto, su propuesta plástica tiene como
cómplice a las formas más avanzadas de la tecnología electrónica, de las que
obvia en materia pero no en expresión, llevadas ad usum, por el artista con su propia mano recreadora.
La
verdadera dialéctica de la realidad está metaforizada en esta colección de
imágenes, la complejidad de la textura confrontada con la tersura de la
geometría, el binomio regularidad frente a la disciplina del plano, el encuentro y desencuentro del trabajo de
la naturaleza, confrontado por la expresión matemática de su esencia, la
representación geométrica vuelta creación del autor. Si bien esa doble
expresión, la del material geométrico y del material diseñado por Roberto para
representar a la naturaleza transformada en color y textura, expone las
contradicciones existenciales entre naturaleza y ciencia, solamente entendidas
por la intuición del arte. Hay en ese encuentro de verdad-ficción una
consolidación tal que el resultado es expresión visual resuelta en forma de
poesía.
Bien
ha entendido Rosique la comunión naturaleza- ciencia y naturaleza- arte.
Enrique
Trejo Moreno
Abril del 2012
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