Tuesday, April 08, 2014

Empeño y paciencia, la argamasa que da forma a la cerámica de Salvador Magaña



Empeño y paciencia, la argamasa que da forma a la cerámica de Salvador Magaña

por Roberto Rosique



A

rtista y obra, reflejo del contexto y de su propia personalidad. Aun cuando esto suena claro, no siempre encontramos estos términos en perfecto acuerdo, en analogía inseparable; no suele ser fácil, pues requiere para ello de actitud, templanza, honestidad, amor a la vida y a todo aquel que lo rodea. Con esta analogía iniciare mis comentarios sobre la obra de un creador fundamental bajacaliforniano: Salvador Magaña

Nace en Tamazula, Jalisco hace más de siete décadas, llega a estas tierras en los ochentas, se instala, forma una familia junto con Evangelina, distribuye su tiempo en la enseñanza y produce.

Forjador de una línea creativa poco explorada en el medio, sienta las bases, contribuye en la formación de futuros creadores, hoy algunos ya connotados y bien podemos decir que hoy es un digno representante de la  cerámica y la escultura en la región.



La cerámica aun cuando es un componente esencial de la biografía cultural del país es una actividad casi en el olvido (por lo menos en estas latitudes), no por esto sin representantes generadores de propuestas originales, todas ellas realizadas bajo esa alquimia milenaria (tierra, aire y fuego) y un componente contemporáneo (su diseño), donde se remarcan diferencias y acentúan su singularidad.



A pesar de lo categórico en las propuestas, lo escueto de su reconocimiento y la participación limitada a unos cuantos artistas, esta disciplina va encontrando un espacio de reconocimiento que hallarán eco en las estilizaciones de terracota propuestas por Salvador Magaña, los diseños de  Josefina Pedrín, las propuestas katery Monica García y las formulaciones frescas de Lourdes Huerta, que en suma contribuirán en la ocupación de un espacio significativo en el medio.



En cuanto al espléndido trabajo de Salvador Magaña, encuentro factible categorizarlo en tres grandes propuestas y no empleo el término periodos pues considero que son trabajos que se entrelazan en el tiempo; sin embargo se pueden definir perfectamente sus abordajes. Podría decir que el inicio de sus preocupaciones tridimensionales  (de sus propuestas) está estrechamente relacionadas con sus orígenes, las actividades del campo, con el contacto afable entre naturaleza e individuo, y por supuesto, entre los animales y el hombre.

De esta vasta producción que encontramos, además, enlazando toda su vida productiva, sus preocupaciones tridimensionales arraigadas en la cerámica, las hace manifiestas en la sencillez de sus temas (aves, mamíferos, reptiles, batracios, entre otros.) resueltos con particular estilización, realzando, más alla del remedo, las características que poseen. Simplificando, elongando o haciendo más sutiles las partes corpóreas, dotando a cada pieza de temperamento propio.

De esta labor minuciosa decantada en la paciencia que caracteriza a Salvador, emergen esta pléyade de figuras y tocan los sentidos, convidan a entender y a respetar la vida no importa en quien se represente. El arte aquí, en su sencillez nos muestra la perfección y esplendor de la naturaleza.



En su segundo abordaje, es posible ver como la esencia de la estilización lo lleva a la búsqueda de formas que se regodean en las insinuaciones, que en el juego de las líneas, la sutileza de nuevo disfraza la fuerza inusitada de las curvas. Obras que descansan en complejos laberintos creados con listones de terracota, los que entrelaza formando ondulaciones, cuyos planos superiores cambian al girar y en un movimiento continuo, en la siguiente vuelta, se vuelven inferiores y así at infinitum (tal como una cinta de Moebius). Piezas que en su serpenteo se oponen a lo estático, marcan un ritmo y logran volúmenes de inusitada exquisitez.



Otras más, en las que el volumen, asentado en cuerpos esféricos hacen imposible desligarlas del recuerdo de la exquisitez que Brancusi le otorgara a las formas y que en alusión a su trabajo este escultor declaraba que la simplicidad es compleja en sí misma, afirmación que encuentro, además, como una feliz concordancia entre autores y particularmente estas obras.



Y un tercer abordaje, en el que la experiencia del volumen parece exigirle a Magaña un receso y aflora asi el escultor que emplea el metal otorgándole un trato bidimensional. Placas de hierro en las que sutilmente dibuja (como en una hoja de papel) estilizadas imágenes zoomórficas, un tanto oponiéndose al convencional volumen que se busca con el uso del metal, restándole tridimensionalidad, provocando cierta ambigüedad a la mirada acostumbrada al espesor.



Un artista que hace ver en el arte de la fusión, del desbaste y modelado en el cemento, en el corte de las laminas de metal, la necesidad de voltear hacia las tradiciones, para retomarlas, no por nostalgia, sino por su intrínseco valor de expresión humana, que merece seguirse recorriendo, que dadas sus particularidades y la factibilidad de alianzas con otras disciplinas garantizan su vigencia en esta baraúnda de voces que en su complejidad dan forma al arte actual.




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