Proyecto: BICENTENIAL o la ilusión de una conquista brutal superada
NEUROARTES
A propósito de la revolución mental provocada por las inquisiciones de Delannoy para que tu cabeza deje las telarañas a un lado y que tus neuronas se desempolven. Algo nada fácil.
1. No existe realidad si no es vivida a través de la experiencia.
Partiendo de esta premisa tendríamos que aceptar que la realidad no es igual para todos, que ésta forma parte del desarrollo y las habilidades propias de cada individuo, de su contexto, de lo que su mente ha creado a partir de la adquisición de nuevos conocimientos y la relación que estos tienen con los ya existentes, es decir de la experiencia, entendida ésta como una forma de conocimiento que deriva de los sucesos que ocurren a lo largo de la vida.
Me parece entonces que habría que tener sus reservas o estar de acuerdo con la visión de Jacques Lacan (2009) quien distingue realidad de todo lo que existe, independientemente de la conciencia del ser humano (Lo Real es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano); de igual manera con Michel Foucault (1999) quien ve en la realidad las relaciones de poder, de saber y de placer. El sujeto está estructurado por éstas relaciones, la realidad sí existe ─nos dice─, pero como poder y saber.
Y en rotundo desacuerdo con Ronald Hubbard (…) quien para un individuo, la realidad sólo puede consistir de su interpretación de las percepciones sensoriales que recibe.
Por tanto habría que aceptar que existen múltiples realidades, tantas como individuos existen y que éstas, no son absolutas y si consideramos que el objeto es a la vez real y ficticio ─como dice Delannoy, (2010)─ esta (la realidad), es hipotética.
Pienso que como comunidad vivimos también en una realidad "inducida", (aquello que se acuerda como real, es real) en la que sólo sabemos lo que el sistema desea que sepamos y esa realidad que nos resguarda, es el fruto de alianzas entre religión y política, quienes construyen realidades regidas por códigos morales y éticos inalienables, portadores de verdades absolutas (de ahí que la “verdad” como se entiende tradicionalmente parte de una falsa concepción de la realidad, Foucault es preciso en ello1). No obstante, aún cuando la colectividad delimite lo que es real y lo que no es, el hecho de que cada individuo posea una percepción diferente del mundo nos indica que todo lo que uno percibe como realidad es subjetivo, por lo tanto, la percepción de la realidad está fuera de un pensamiento colectivo.
1 Foucault en su libro La verdad y las formas jurídicas (1999), plantea que la verdad, es decir, los discursos caracterizados como verdaderos son en realidad productos de una determinada sociedad que conllevan efectos específicos de poder. Cada sociedad tiene un régimen de verdad reglamentada en donde se pueden distinguir los discursos verdaderos de los falsos. De este modo, a la ciencia y a los discursos científicos se les atribuyen efectos de poder que están al servicio de la dominación, poder que otros campos no tienen.