CIUDADANARQUICA

 

Ciudadanárquica
Tijuana ciudad convulsa, compleja, fea, sucia, diversa y generosa; heterogénea, abierta, flexible y cambiante, Ciudad controversial: una de las nueve futuras mecas culturales del mundo según el Newsweek, con un desarrollo urbano desordenado, propiciado por su veloz crecimiento, un dinamismo apoyado en el florecimiento de las maquiladoras, sustentado éste por una mano de obra barata o mal pagada y un fuerte intercambio comercial y turístico entre los dos países (más de cuatro millones de estadounidenses visitan por año esta ciudad y otro tanto de tijuanenses consumen artículos diversos en el país vecino). Urbe donde la prostitución y el narcotráfico se han asentado y expandido sin dificultad por la fuerte demanda de estas actividades en la unión americana, el impactante incremento en el consumo de drogas en la población tijuanense joven, con la anuencia y participación de algunos sectores corruptos de los gobiernos y la manifiesta indiferencia por una gran parte de su sociedad, el contraste lastimoso perfectamente demarcado entre riqueza y pobreza, ésta última afectando al 70% de su población, el muro denigrante que divide y delimita a México con los Estados Unidos, testigo y personaje también de un espacio cuya fisonomía configurada absurdamente por mártires, jueces y verdugos, protagonizan un teatro cotidiano en el que impera la fuerza, la violación de derechos, la represión, el abuso y la indiferencia. Se vuelve motivo de nueva cuenta para ser leída a través de las imágenes plásticas de estos jóvenes artistas.
Visiones cotidianas de pobreza y violencia que como el eco se han venido reproduciendo en los últimos años, con mayor intensidad en fechas recientes, que nos hablan sin tropiezos de su razón y sinrazón, de esa dinámica compleja injusta en ocasiones, reflejo cristalino de una ciudad anárquica. La mirada atenta y escudriñadora de estos artistas dan cuenta de ella y pugnan por hacerlas evidentes ante la enorme indiferencia de su realidad.
Dejar constancia de tu entorno es una consigna que parece cumplirse a cabalidad con la obra de estos artistas. La ciudad icónica de Luma Vega y Berenice Herrera saturada de anuncios que consignan, orientan o venden, reflejan puntualmente el pensamiento o la preocupación sesentera de Guy Debord del consumismo enajenante; la ciudad común de Martha Salazar que resalta lo invisible, las pequeñas cosas que componen la jungla urbana, que no por menores dejan de ser importantes; la diáfana ciudad que orienta y censura de Isidro Salmerón y el contraste, la ciudad convulsa de Iván Arévalo contaminada y violenta. Ciudades que palpitan y hacen estremecer la imaginación, se confabulan para recordarnos nuestra cotidianidad y la necesidad de valorar nuestro contexto como única manera de encarar el futuro con dignidad.
Roberto Rosique