UNA PENOSA
NOTA CURSI QUE BUSCA SUBSANAR ESTUPIDECES
De la ambición
desmedida de empresarios sin escrúpulos a la estupidez de autoridades ineptas y
corruptas que por dinero también venden el alma al diablo y llevan al pueblo al
degolladero viral; una nota para el Gobernador de nuestro estado, incompetente,
necio y desalmado: Jaime Bonilla.
Haber autorizado un festival de la magnitud del
que se está desarrollando en Playas de Rosarito únicamente cabe en la mente
siniestra de sinvergüenzas que desestiman todo por ansias del dinero, la Secretaría
de Turismo en primera instancia que no mueve un dedo sin la autorización del
gobernador, la mala leche de empresarios, hoteleros, restauranteros
rosaritenses sinvergüenzas que no les importa más que seguir amasando fortuna a
costa de trabajadores mal asalariados que deben atender al turismo ramplón que
nos visita, del importamadrismo de ciudadanos norteamericanos y paisanos ignorantes
e irresponsables que prefieren una o dos noches de farra y desenfreno que contaminarse
por COVID y contagiar a otros; individuos imprudentes y estúpidos que anteponen
sus desmadres a la salud de un pueblo jodido y conformista que no levanta la
mano para reclamar por su salud pero sí oponerse al regreso de clases
presenciales.
Es inevitable preguntarse por la cordura, ¿dónde
quedó? si alguna vez se tuvo, la irreflexión de estos pendejos (los que
acudieron al festival, los que otorgaron el permiso, los empresarios, los
dueños de bares, licorerías, restaurantes) perpetuará por un tiempo indefinido
las posibilidades de recuperarnos de esta viremia fatal, del desastre económico
que nos ha ocasionado y de todos los desmadres que han llevado a cambiar nuestros
hábitos, que ha incidido en nuestra relaciones y en la felicidad (aunque suene
cursi), y que seguirá arrebatando vidas, tristemente y mayoritariamente la de
los más desprotegidos.
No hay cordura, la insensatez por sobre todas
las cosas predomina importándoles un carajo que le suceda al pueblo. Exijamos
una sanción penal a estos irresponsables, digan lo que tengan que decir, pero háganlo,
no callen porque esa ha sido la razón de estas intransigencias.
Despertemos, actuemos de verdad para que estas
barbaridades no se repitan. Sin fatalidad, aunque parezca broma, la tragedia
que hoy vive Haití no se comparará con la que viviremos por estos insensatos.