La
ridiculez del censurador y su oportunismo ramplón
(es
difícil tragarse ese anzuelo y callar)
México (Bueno, Luis
Videgaray bajo la anuencia de Pena Nieto) se indigna con la crisis
venezolana y se auto-propone juez ante el conflicto que vive este
país hermano. De nueva cuenta la maquiavelica participación de este
personaje siniestro aconsejando al presidente (recuérdese la pifia
de traer a Trump a los Pinos, donde este divo burlesco y gandalla se
pitorrea del primer mandatario y de los mexicanos) para tomar una
posición protagonista en su país, ante América Latina y el mundo.
Lo que sin duda fue una bufonada; pero esto último de erigirse
censor, es un cinismo difícil de dimensionar. Sancionar la crisis
político-social de Venezuela, no es únicamente una declaración
“Infame” como le increpa la ministra venezolana de Relacione
Exteriores Delcy Rodríguez (las que Videgaray no refuta), sino
tramposa, rastrera y perniciosa.
Denunciar al sistema
socialista bolivariano como causante de tal conflicto, declarar una y
otra vez el equivoco de tal manejo social (sin jamás mencionar la
realidad que ha sido maquillada por la prensa mundial occidentalizada
y manipulada por las fuerzas hegemónicas, donde Estados Unidos es el
gran orquestador), resulta una desfachatez cínica sin fundamento y
que no le da ningún derecho a recriminar, sobre todo, cuando la casa
de este político faldero se desmorona por la necrosis de su
estructura política.
Pero Videgaray,
envalentonado lo hace con un protagonismo enfermizo e ignorante, y
omite, porque ese es la razón de todo este asunto, la realidad de su
propio país, el más corrupto de América, cuyo sistema político ha
dado muestras una y otra vez de su incapacidad de gobernar, de la
impunidad en todos los sentidos que como marca registrada hoy lo
caracteriza, de la podredumbre política en cada uno de sus
gobernantes (federales, estatales, municipales); una nación con
mayor índice de analfabetismo, criminalidad y violencia
comparativamente con la propia Venezuela que inculpa; señalando la
paja en el ojo venezolano y desestimando la viga que
desvergonzadamente nos cubre a los mexicanos.
La postura más cómoda
es culpar a un tercero de sus fallas y así, ocultar una realidad
apabullante de ineptitud que tiene al país en una crisis social que
no tarda en estallar masivamente, provocada por una inflación
desbordante imposible contener, con uno de los salarios mínimos más
bajos ante el mundo, con una corrupción inconcebible sostenida por
una impunidad galopante y una ineptitud abismal para la
estabilización social y económica del país. La condición típica
de declarar a lo buey, creyendo que el pueblo aplaudirá sus
ocurrencias, dejó hace tiempo de ser la regla. Ser comparsa es
penoso, pero ser pendejo y pensar que nadie se da cuenta es
verdaderamente preocupante.
Venezuela y el resto de
América Latina deberán denunciar y sancionar al gobierno mexicano
por su servilismo con la unión americana y por llevar a su país a
una corrupción y desigualdad social jamás imaginada.
Roberto Rosique
No comments:
Post a Comment