Saturday, November 26, 2016

NAVIDADYLAMUERTEDEFIDEL




La Navidad y todos sus corolarios consumistas se impone sobre la muerte de un líder ensombrecido por la fuerza brutal de un sistema vertical y egoísta.

La mediocridad de un sistema como el nuestro, atiborrada de ejemplos de ineptitud y corrupción; el dolor de cabeza, para el mundo, con la llegada próxima a la Casa Blanca de un xenófobo y misógino empresario, engreído y bruto; la crisis en todo su esplendor, el dólar en las nubes, la pobreza crispante; sin embargo, para fortuna de las masas todo esto comienza a ser paliado con el aroma consumista navideño, que permea el ambiente con la idea de grandeza al poseer esto o lo otro; que engaña para vender y vende panaceas, así como falsifica la realidad con sus medios masivos de información, y que buscará, a toda costa, minimizar la pérdida de un hombre cabal, diferente, de un ciudadano del mundo libre que se opuso a la embestida capitalista, que demostró que, aun en la pobreza se puede educar a un pueblo, proteger su salud, hacerlo sobresalir en los deportes, en la cultura, y en un listado interminable de condiciones que han hecho de Cuba ejemplo de dignidad y entereza (a pesar de la oposición de cubanos radicales de Miami, hoy, casi todos ellos, hijos de políticos ricos a costa de la pobreza del pueblo, terratenientes esclavistas y empresarios corrompidos, coludidos con la prostitución y el vicio ejercidos en la impunidad del régimen Batista, pero que fungía muy bien para divertimento del gringo mafioso, perverso e indolente, así como también de la oposición de aquellos que pululan por el mundo, que niegan y olvidaron su formación y principios mamados del sistema educativo cubano y hoy denostan, señalan y denigran, pues anhelan alcanzar el sueño americano como única alternativa de su vida complaciente). Hoy a pesar de todo esto (y todos), Cuba está de luto por la muerte de Fidel Castro Ruz, y el mundo, aunque algunos no quieran aceptarlo, lo lamenta también. No es para menos. El planeta en manos de la enajenación consumista, la esterilidad de pensamiento, la educación viciada, la salud condicionada por transnacionales farmacéuticas, la contaminación sin sentido, la política a cargo de ignorantes y rateros, las calles atestadas de desempleados, de migrantes mendigando un pan, de salarios infames, del narcotráfico en todo su esplendor y la drogadicción -en consecuencia- desparramada por todos los entramados sociales; de la negligencia, la desidia, la ineptitud, la estupidez, el importamadrismo, la barbarie en todo su esplendor y sin líderes que puedan esperanzarnos por una vida digna, por la expectativa de poder vivir en la justicia, por la posibilidad de vivir en la equidad, la tolerancia y la empatía. Eso duele, aunque algunos pendejos aún no se den cuenta.
Roberto Rosique