Dinero maldito. ¿Qué nada vale?
La historia interminable del descubrimiento de granujas que robaron al pueblo, ya no asombra y menos el que (aún cuando quede perfectamente demostrado) se vuelva a tapar con la impunidad.
En Tabasco se comienza a ventilar (con mucha dificultad ya que el ex gobierno era priista) una de las tantas sinvergüenzadas que se han realizado a través de su lamentable historia política.
No sé si sea bueno recordar (porque esto tampoco es noticia) que un número considerables de ricos tabasqueños amasaron sus fortunas a la sombra de sus alianzas políticas con el PRI, o sus asociaciones y cochupos entre gobierno y empresas privadas o simplemente saqueando directamente los recursos de las arcas públicas.
Los millones encontrados en una casa de la tranquila ciudad de Nacajuca, ubicada a 15 kilómetros de la ciudad de Villahermosa, capital del estado de Tabasco, vinculado al desfalco al erario público realizado durante la administración del ex gobernador priista Andrés Rafael Granier Melo, es apenas la punta de iceberg de un mayúsculo fraude, del que sin duda también está coludido el actual gobierno federal (por lo menos en los recursos gastados en la multimillonaria campaña política para la presidencia) y uno de los tantos y tantos fraudes cometidos por gobiernos pasados que simplemente velados por la impunidad y el cinismo, hoy han quedado en el olvido.
Esto, para ser sincero, ya no es noticia o por lo menos noticia que sorprenda; sin embargo, en pleno siglo XXI seguimos presenciando como la ignorancia revestida de ramplona petulancia se derrama en la desfachatez de algunos gobernantes. Ejemplos abundan: el cínico gobernador poblano que protegió a pederastas, el tramposo exgobernador tabasqueño que gano una carrera de atletismo y fue descubierto ipso facto, la fortuna incalculable de Fidel Herrera el exgobernador más corrupto de la historia de Veracruz, las abiertas declaraciones (inconscientes) de su deplorable nivel cultural del presidente panista y el actual priista y una lista interminable de ladinos tramposos que bien merecería un espacio particular en record Guines.
Las cosas no parecen suficientes con sus fechorías, otra característica más de la pobre oxigenación de su cerebro es el cinismo al declarar sus fortunas y la manera tan torpe de gastarlas y éste, volvería a ser el caso del ex mandatario tabasqueño Granier Melo, quien declara con una frivolidad lamentable y un orgullo desmesurado sobre su amplio guardarropa formado por 300 trajes, 400 pares de zapatos y más de mil camisas, todo de marca. La socarronería de este personaje no es única en la historia del poder, como tampoco la amnesia a todos los males que han ocasionado al pueblo en el pasado y que hoy, si se recuerdan, es solamente para reírnos de sus puntadas, en vez de avergonzarnos de nuestra pobre y mentecata indiferencia.
Tabasco, al igual que muchos estados del país, gobernados por incompetentes y corruptos lo han mantenido en los niveles más bajos de educción y por tanto de posibilidades de que la cultura también florezca. Los recursos (escasos por cierto) destinados a ésta, se distribuyen entre ejercicios culturosos, eventos televisa (una sarta de programas baladíes) e incondicionales, generalmente creadores mediocres, productores de una obra insulsa y convenenciera y esa es tristemente la imagen que los distingue. La otra cara, la del creador comprometido se desconoce se encuentra oculta, no sé si por las gansadas de estos gobiernos, por hartazgo de lo mismo o por indiferencia.
Con todo, hay detrás de esto, hombres de bien, profesionistas honestos, creadores comprometidos y valiosos, que seguramente mantendrían el nombre de Tabasco en las alturas que merece; sin embargo nada pasa o por lo menos parece no pasar nada a nivel nacional y esto sucede exactamente igual en Baja California, Zacatecas, Yucatán, en todo México. ¿Hasta cuándo –me pregunto- mantendremos esta actitud silente, este importamadrismo descarado? No será tiempo de comenzar a ventilar lo que pensamos, de denunciar al sinvergüenza, de exigirle resultados el gobierno y no permitir que esto sigan siendo únicamente la cacería de brujas (de sus propias brujas) que como circo observamos cada inicio de sexenio.
Roberto Rosique
Thursday, May 23, 2013
Tuesday, May 21, 2013
RUBEN GARCIA BENAVIDES
Rubé García Benavides.
Autoretrato
óleo/fortoflex
Y hablando de buenos amigos, el sábado
pasado el CEART Tijuana invitó al Maestro Rubén García Benavides como el artista
con trayectoria de esta semana para que nos hablara de su vida y obra.
Presentado por Fernando García Rivas (otro mexicalense también con trayectoria)
de una manera informal, sin tantas adjetivaciones y con un discurso parco, para
cederle la palabra al Maestro.
Escuchamos a Rubén exponer su
trayectoria con la emoción que siempre lo embarga cuando de arte se trata el
asunto. Una charla llena de anécdotas y recuerdos que al hilvanarlos permitía
entender el porqué de sus cambios y atisbar hacia donde se dirige su evolución
creativa.
Mostró los puntos sustanciales de
su producción sin escatimar detalles, enfatizó en la forma en que estructura y
desarrolla el tema en sus pinturas. Habló con vehemencia de las Marianas y el
porqué de sus senos y caderas; en fin, dio pormenores de su producción y hasta ahí,
nada que objetar. No existen elementos para hacerlo, su obra es el puntal de
sus discursos, de eso no hay dudas; pero su trabajo planteado desde la reflexión
se sostiene solo ante la mirada y el
juicio de cualquiera.
La obra de Rubén García Benavides
no requiere de justificaciones conceptuales para mostrarse en sus alcances, que
desde mi modesta apreciación, es una de las pocas producciones plásticas del
Norte del territorio mexicano que se mantienen ─en su grandeza─ transversalmente
desde sus orígenes hasta el día de hoy, (otras serían las de Marta Palau y Ernesto
Muñoz Acosta).
Las cosas hasta ahí, sin
complicaciones. Fue tan solo una pregunta que el excelente dramaturgo Tomás
Urtusástegui, a quien el teatro mexicano, junto con otros grandes escritores,
le debe su reconocimiento ante el mundo; quien había dado una conferencia
magistral el día anterior en esta institución, presentado por otra de las
plumas mas sobresalientes de la dramaturgia mexicana, el tijuanense Hugo
Salcedo (por cierto con una inexplicable ausencia de alumnos y maestros de la
Escuela de Teatro de la UABC) y que simplemente preguntó a Benavides, como veían
sus obras el día de hoy los artistas jóvenes. La respuesta clara de Rubén dio
pie a un discusión entre la fauna plástica asistente, Por un lado, los que cuestionan
y no aceptan las posturas emergentes, por otro, los que confunden términos con
tendencias y en otro extremo, los que marcamos un rotundo desacuerdo a la
manera tan ligera de descalificar.
Tal vez no tenga sentido recordar
esto ya que solo fue un momento de emoción y arrebato y en verdad no me
interesa polemizar sobre ello. Cada quien desde su trinchera tiene el
irrestricto derecho de pensar lo que quiera y decir lo que le plazca. Sin
embargo cuando la opinión rebasa lo personal y se hace pública, se vuelve por
tanto asunto de quienes la escuchamos o leemos y nos da el mismo derecho de
refutarla si lo consideras pertinente y en ese sentido, únicamente apuntaría que
el hábito de externar sentimientos, gustos, tendencias y descréditos, sin un ápice
de razón ni fundamento más que el protagonismo, deberá por sanidad mental desterrarse
de nuestro cotidiano accionar.
Juzgar el arte eternamente desde
la visión modernista, hará siempre imposible ser equitativo en la apreciación de
una obra postmoderna; los parámetros son diametralmente opuestos y por tanto
inaplicables en ambos bandos; de ahí que ante cualquier arrebato deba
anteponerse la prudencia. La sensatez es la medida que atempera nuestra
ignorancia y la que también deberá llevarnos de la mano hacia el entendimiento
y la tolerancia; pero para ello es forzoso entender que diablos pasa en el
mundo y eso no te lo enseña Televisa
ni El Mexicano o El Zeta, hay otras lecturas que se hacen necesarias para entender
donde nos encontramos, para opinar en la medida de nuestras reflexiones
fundamentadas y ser, en la medida de lo posible, más justos.
Roberto Rosique
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