Hoy es un día de luto para
Baja California, para el país y para el mundo y no es porque haya dimitido el Papa,
eso es tan intrascendente como seguir creyendo en la ley divina y en la hegemonía
de un ser supremo o en las falacias de un gobierno mortecino. Hoy fallece uno
de los pilares de la plástica bajacaliforniana y nacional: ERNESTO MuñOZ ACOSTA
(con mayúsculas), artista completo, productor de una obra suprema, de una contemporaneidad
sin cortapisas. Postmoderno y ultrabarroco, que con su parsimonia y alejado de
los desplantes protagónicos creo piezas para la memoria indispensable de
nuestra cultura mexicana. Autor de una obra sobrada de encomios, que no son
gratuitos que se los gana con su desplante técnico, su apuesta por lo sincrético,
su valor de otorgarle tridimensionalidad al soporte a base del rescate de
nuestro brutal pasado colonial; resignificando los estofados y los elementos
coloniales como sustratos de la imposición bestial. Un artista al que faltarían
adjetivos para calificarlo, del que no hay paragón en este medio hostil que es
el manicomio artístico de Baja California,
donde los mediocres se alzan orgullosos de su ignorancia, donde los pusilánimes
obtienen reconocimientos amañados, donde los directores institucionales ignoran
el valor de su encomienda, donde los maestros olvidan los principios de su misión,
donde los políticos se cagan en un pueblo desprotegido y ciego. Muere un
artista que no tuvo más sentido en la vida que producir; pero no cualquier
cosa, producir un arte que mañana nos avergonzará no haberlo reconocido en su
momento.
Te fuiste amigo y espero que
tu legado y tu honestidad ante la vida sirva de ejemplo a la mediocridad que
pulula en nuestro medio, la que llena curules en los gobiernos, en las
instituciones culturales, en las universidades, en las escuelas de arte y en
nuestra raída realidad social.
Sé que descansarás en paz
amigo querido, de eso no hay duda, de lo que dudo es de las repercusiones que
deben tener tus actos en nuestra pusilánime sociedad y me entristece más,
pensar que las lamentaciones de tu partida será un pretexto para reconocer lo
que nunca se reconoció en ti. Hoy o mañana, serás titular de ocho columnas en
la que se lamentará tu partida y tus bondades, serán la luz que iluminará los falsos
discursos oficiales. Tu nombre lo alzarán perentorio como si te hubiesen
conocido, se jactarán de anécdotas que nunca sucedieron y pensarán, que su
actitud cumplió con su papel portavoz de su conciencia; eso querido amigo, vale
madres, y a nadie puede convencer. Descansarás en paz a lado de tu hermano
porque así lo mereciste con tu vida ejemplar y productiva.
Siempre te tendremos presente
y mañana, cuando estemos juntos nos reiremos de estas ridiculeces.
Roberto Rosique
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