Guliano Romano. grabado s,xv
Las normas establecidas por sociedades conservadoras
suelen estar tan bien estructuradas que a la mirada superficial no se le
encuentra inconvenientes. Al no ser cuestionadas se perpetuán hasta volverse
consignas irrefutables e inamovibles.
Entre la moral y el sexo, el pensamiento occidental que
distingue a las hegemonías en el poder (político y religioso) le edificaron una
muralla que por siglos fue impenetrable volviéndolos rivales, hoy es tiempo de
reflexionar sobre esas reglas.
El arte, en su libertad que lo caracteriza debe ser el
camino para replantear estas consignas y proponer bajo el estricto juicio de la
tolerancia, soluciones para el bien
común.
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