A doscientos años
Para América, Iberia dejo hace mucho de ser la casa solariega, como a la inversa también dejamos de ser cuerno de la abundancia. El pasado quedó diluido en el recuerdo y el presente se exalta presuntuoso ante la libertad que nos hermana.
R.R.
Una conquista brutal, un sometimiento bárbaro y depredador que diezmó una cultura ancestral para forjar otra colmada de sueños y esperanzas. Tres siglos de opresión y colonialismo fueron más que suficiente; sin embargo, es imposible desdeñar alcances y progresos como bases firmes de una nación que ya se percibía orgullosa y libre. Aún tasada la historia en esa línea y a pesar de que toda revolución es un conflicto por el poder, una senda de tragedia y contradicciones con la esperanza del cambio, una lucha fratricida, un fuego incontrolado que devora; los peninsulares (los menos), los criollos, mulatos y mestizos decidieron redimirse del ibérico.
La independencia de México fue un proceso decantado en el tiempo, que surgió entre estertores sociales provenientes de silenciosas tomas de conciencia sobre la forma de ser y estar en el mundo. Por un lado el hartazgo a la sumisión y la pobreza, la efervescencia popular en busca de nuevos derroteros y por otro, el mas importante desde mi punto de vista, por su dolo y alevosía, el sentido de oportunidad histórica de las clases dominantes que al vislumbrar un destino trascendente y común sobre la topografía de la cotidianidad, llenó de fervor a personajes diversos de nuestra vida pública y tomaron decisiones inextinguibles a pesar de consumirse su existencia.
Para América, Iberia dejo hace mucho de ser la casa solariega, como a la inversa también dejamos de ser cuerno de la abundancia. El pasado quedó diluido en el recuerdo y el presente se exalta presuntuoso ante la libertad que nos hermana.
R.R.
Una conquista brutal, un sometimiento bárbaro y depredador que diezmó una cultura ancestral para forjar otra colmada de sueños y esperanzas. Tres siglos de opresión y colonialismo fueron más que suficiente; sin embargo, es imposible desdeñar alcances y progresos como bases firmes de una nación que ya se percibía orgullosa y libre. Aún tasada la historia en esa línea y a pesar de que toda revolución es un conflicto por el poder, una senda de tragedia y contradicciones con la esperanza del cambio, una lucha fratricida, un fuego incontrolado que devora; los peninsulares (los menos), los criollos, mulatos y mestizos decidieron redimirse del ibérico.
La independencia de México fue un proceso decantado en el tiempo, que surgió entre estertores sociales provenientes de silenciosas tomas de conciencia sobre la forma de ser y estar en el mundo. Por un lado el hartazgo a la sumisión y la pobreza, la efervescencia popular en busca de nuevos derroteros y por otro, el mas importante desde mi punto de vista, por su dolo y alevosía, el sentido de oportunidad histórica de las clases dominantes que al vislumbrar un destino trascendente y común sobre la topografía de la cotidianidad, llenó de fervor a personajes diversos de nuestra vida pública y tomaron decisiones inextinguibles a pesar de consumirse su existencia.
SIN EMBARGO
Me sigo preguntando hay algo que celebrar en el bicentenario y en el centenario de la revolucion?
Nos liberamos de una casta corrupta para quedar en manos de otra ambiciosa y corrupta?.
El circo son los festejos oficialistas de estos sucesos revelados a medias.
El poder sigue donde mismo, inmutable por generaciones, VIVIENDO PLACIDAMENTE a costa de la miseria de un pueblo ignorante
HABRA REALMENTE ALGO QUE FESTEJAR?
No comments:
Post a Comment