Leda (detalle)
(de la serie Sueños Húmedos)
Ink on paper
Anoche en una discusión, como tantas, salió de nueva cuenta el tema del arte bueno y el arte malo. Siempre he pensado que los adjetivos engordan las oraciones y también le dan en la madre a muchas cosas, sobre todo cuando se vuelven limitantes. Hace algunos años respondí a estas interrogantes de esta manera (y creo que aún persiste la necedad de continuar pensando igual)
No podemos negar el sentido del respeto absoluto que requiere el arte, de la libertad imponderable que lo representa, de las lecturas al mismo desde la trinchera adecuada (desde el tiempo que le corresponde), lo que no elude ─de ninguna manera─ la responsabilidad de crear una obra sustantiva y propositiva; como probablemente tampoco se justificaría ante cualquier ocurrencia (con la salvedad quizá, de aquella poseedora un buen sustento conceptual). El arte no puede estar ajeno a las equidistancias, tampoco podemos exonerarlo de lo bueno y lo malo, el arte es libre por esencia, pero mientras este supeditado al hombre, existirán lineamientos para entenderlo y porque no, para juzgarlo.
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