la vida a veces es una ridícula carcajada
(detalle)
a propósito de una respuesta a un incompetente de las artes
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a propósito de una respuesta a un incompetente de las artes
Te diré en principio Ángel Valrá que la manera personal en como enfrento las cosas es llamándolas por su nombre, mientras que en tu mezquina y mal fundada crítica, ni siquiera te atreves a nombrarnos. Por otro lado te lamentas de no haber tenido una “excelente escuela de artes plásticas” cuando eras joven, te recordaré que las lamentaciones se subsanan con dignidad, superándonos, tratando –a como de lugar- de ser mejores, pero tristemente siempre en nuestra mediocridad encontramos justificantes culpando a otros de nuestra incompetencia. Refieres también en tus imprecisas declaraciones, que todo lo que dices no es para entrar en controversias, ni para ser maestro ya que vives feliz pintando lejos de puestos públicos, tiras la piedra y tratas de esconder la mano, eres tan incapaz de responder por tus actos que hubiese preferido no contestar nada a tus exacerbaciones, pero individuos como tú, frustrados, que jamás proponen o hacen algo positivo por la comunidad, siempre denostando a espaldas, inconforme porque no se les da lo que piden, porque no se les halaga (salvo el séquito de ingenuos que te siguen), merecen alguna vez una respuesta.
No hay dudas, el oportunismo resulta la mejor medicina para la incompetencia. La indigencia crónica de ideas convierte al cordero en león.
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