La OFENSA en la Segunda década del SIGLO XXI y
el recuerdo inminente del MEDIEVO.
La inconformidad ocasionada por esta excelente
imagen, ofensiva para los católicos recalcitrantes, defendida por quienes
entienden las cosas a su manera, insultante para fanáticos irrestrictos,
horrenda para las miradas puritanas, sórdida para las voces moralinas, mezquina
para el pensamiento puro que sólo maldice a espaldas del señor; no es más que una
expresión creativa que tiene la particularidad de mostrar, en una parodia, la otra
cara de la moneda que ha sido oculta y negada bajo la pena capital de ser
reflejo demoniaco, de ser aberración de la naturaleza, reconocer que estos
personajes no son hijos de dios sino del diablo; un rechazo, tristemente
motivado por el mal entendimiento del valor cristiano.
Un rechazo de algunos creyentes que conocen a
media y mal interpretan su propia religión, que siguen dándose golpes de pecho
cuando con la otra mano con el mazo golpean al que no piensa como ellos, atacan
a los que no son como ellos (aun cuando algunos siguen ocultos en su closet místico).
Culpan, sancionan a aquel que vive la vida de manera diferente, que asume el
sexo con libertad, que asume el género por convicción no por imposición, que aprendió
también a exigir sus derechos elementales como ser humano, que trabajan, que
paga impuestos, que sufren y son felices como cualquier cristiano o mahometano.
La fotografía no es una ofensa, es otra cara de
la realidad de este mundo diverso que tiene todo el derecho a expresarse como
le venga en gana, que evidencia la doble cara moral de una sociedad (y una religión)
que dizque defiende a las mujeres y se opone al machismo, en tanto el incremento
de feminicidios nos dice lo contrario; que acepta a los homosexuales y a
espaldas los repudia; que se opone a la pederastia y esta se replica en las
filas de sus lideres; que ven y cuestionan la paja del ojo ajeno y niega la
viga que oculta lo que no les conviene.
Aun cuando los tiempos han cambiado, el progreso
tecnológico es inobjetable, los avances de la ciencia son incuestionables,
incluso, ha desmitificado tantas ocurrencias religiosas y que hoy se aceptan
sin chistar, pero para los acusadores religiosos, los poseedores de la verdad
absoluta en su reducido mundo de pecado y bendiciones, los ofendidos por estas imágenes
parece detenido el tiempo en el medievo, y eso no sería un problema, sin embargo,
lo es cuando desde las esas caducas reglas establecidas a conveniencia por unos
pocos, se siguen juzgando hechos que ya no tienen que ver con el pasado obtuso
en donde se establecieron, normas que no se pueden sostener por injustas, inapropiadas,
prejuiciosas y nocivas.
Los Derechos Humanos son derechos universales no
divinos, son derechos éticos, morales y de justicia, frutos de las reflexiones
del ser humano que persiguen equidad en esta desproporcionada sociedad donde
abundan pobres y miserables en tanto un puñado de ricos hacen sus reglas para
sostenerse en el poder, a veces en el silencio absoluto o anuencia de jerarcas
religiosos y esta fotografía que ha ofendido a conciencias lábiles es una expresión
de la libertad que el individuo usa para manifestarse.
Preocupémonos por otras realidades más difíciles
y cruentas, alcemos la voz para erradicar la corrupción, la violencia de género,
para mejorar la educación, causante, por cierto, de estas desavenencias pues un
pueblo culto o educado daría por sentado que esta fotografía es una parodia que
contribuye a aprender a mirarnos en la diferencia que es tan necesaria para
fomentar la empatía.
Todos somos hijos de Dios claman las
religiones, y si es de esa manera estos personajes de la fotografía también lo
son; mirémoslos desde esa óptica y seguramente en vez de sentirnos ofendidos nos
identificaremos con ellos y exigiremos a la par, sacarlos de la marginación.