MÉXICO BENDECIDO:
Vino el Papa y se fue
Vino el
Papa argentino a visitar México (del 12 al 17 de febrero de 2016) y fue una de
las más grandes celebraciones mediáticas difundida por Televisa, TV Azteca y
todas sus filiales, algunas televisoras oficiales como el canal 11 y el 22, los
canales del Congreso y el Judicial, y otro tanto más de canales por cable y las
miles de repetidoras por el mundo, la radio y la Internet, mostrando al Mexico sumiso
lamiendo sus heridas y sanándolas con fe. Una semana maratónica recorriendo
lugares emblemáticos de este México pobre para dar fe al mundo que la iglesia
tiene sus protegidos. No hay palabras para describir tanta algarabía y felicidad generada por la santísima
visita. Entrevistas e imágenes y un sinnúmero de notas de reporteros (beatos)
de banqueta llenas de elogios y superficiales trances de una fe dadivosa y falsa,
rodeadas de frases de latón con las que encendían la fe de un pueblo creyente,
ingenuo y pobre. Letanías de voceros oficiales televisivos repletas de encomio
edulcoradas con una voz poseída por la misericordia magnificando las bondades
del pontificado. Declaraciones colmadas de buenos deseos y mejores ejemplos de
fe afloradas de bocas salpicadas de discursos demagógicos provenientes de políticos,
gobernantes y jefe de Estado (hoy ya eximidos de toda culpa). Entrevistas de
esposas de políticos dolidas hasta el colmo de su arrepentimiento con caras
compungidas y mirada perdida al cielo hablando de indulgencia, bondad y caridad.
Jerarcas de la iglesia y sacerdotes de todos los rangos con rostros exaltados
de entusiasmo que salpicados de la magia emanada del santo patrón,
representante último y primero del ser supremo, hacían declaraciones inspiradas
en los salmos y pasajes bíblicos ejemplificando nuestra humildad mexicana,
nuestra capacidad para sobreponernos a los infortunios y aceptando (con todas
las de la ley) que somos una nación bendecida y que por tanto no nos doblegará la pérdida de seres queridos no
importa que tan catastrófico haya sido el motivo (Tlatelolco, Aguas Blancas, Acteal,
Atenco, Tlatlaya, Ayotzinapa, Allende Coahuila, etcétera., etcétera, etcétera),
que importa si los causantes fueron el gobierno, el ejército o los narcos, que
importa. No declinaremos aun cuando
nuestro salario mínimo sea uno de los más vergonzosos y paupérrimos del mundo,
aun cuando nuestro gobierno sea uno de los más irresponsables y corruptos del
orbe. No importa que tan ignorantes seamos. No nos vencerá nada aun cuando
nuestra educación famélica, con más de
tres décadas de atraso no sirva más que para perpetuar el sistema y egresar individuos
conformistas, acríticos y ultra consumidores. No importa que la tranza, el revanchismo, el
ahiseva y el importamadrismo prime en nuestra cultura.
Que importa.
Hoy, después de ser regañados por malcriados, por dejar que otras religiones
nos convenzan con espejos y baratijas, por no repartir nuestras riquezas, por llenar cárceles donde no se enmendaría ni
el propio Jesús, por fomentar la violencia (castigo del diablo). Hoy bañados
por las palabras santas seremos diferentes; de hecho ya lo somos, el priato despojándonos
de la incómoda figura de Benito Juárez nos liberó también del pesado Estado
Laico, así que vénganos tu reino, así en la tierra como en el cielo.
Hoy somos
una nación diferente, no hay duda, y mañana, mañana es otro cantar.
Roberto
Rosique