Mientras el
gobierno celebra el mes patrio mexicano con despilfarro y la prepotencia con el
desfile de un ejército inepto y corrupto; éste asesina a mansalva y su tiro de gracia correspondiente
a 22 indígenas de Tlalaya en el Estado de México, por considerarlos guerrilleros,
y antes de finalizar el mes, policías deshonestos de Ayotzinapa, Guerrero, bajo
las ordenes del munícipe (hoy prófugo) José
Luis Abarca Velázquez, socio de huestes narcotraficantes, alcahuete e
incondicional del gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero, secuestran a 42
estudiantes normalistas (indígenas), 28 de ellos encontrados en fosas
clandestinas torturados y con el tiro de gracia en la cabeza.
Esta
historia, como cualquier argumento de una película trillada de violencia, narcotráfico,
corrupción y negligencia, no sorprende. El silencio inaudito del gobierno
federal sólo será interrumpido por las exigencias de aclaración de hechos
propagadas por instituciones internacionales para ofrecer esclarecimiento de algo
que es más claro que el agua: La corrupción en su expresión más brutal entretenida
en la venta infame del país (los productos del subsuelo, la energía eléctrica),
en el alza a los impuestos (18%); en reformas como la educativa que lo único que
reformaron fue el poder alcanzado por los maestros y no el plan de estudios; en
propaganda de hechos irrelevantes, en la inversión multimillonaria de un nuevo aeropuerto
para la ciudad de México y el cierre de la planta petroquímica de Hidalgo
iniciada por Calderón en la que se habían invertido más de 300 mil millones de
pesos, la compra del próximo avión presidencial, una soberbia nave con un cupo
para 250 personas (¡vaya descaro!), los viajes fatuos al extranjero y una alongada
lista de tonterías.
México es
el país de los olvidos y de la indiferencia, olvidamos los 70 años de corrupción
priistas, velados por la descomposición panista en los 12 años del control de
la nación, pero ello no tiene importancia y aunque sigamos más jodidos que
nunca celebramos y la verdad es que sigo sin entender que demonios celebramos
cuando la brecha (el océano entre pobres y ricos) es cada vez más amplia,
cuando la ignorancia es la condición más común del mexicano, los secuestros son
el pan de cada día, los asesinatos las cerezas que adornan el pastel de la nación
Tal vez no
aprendimos la lección, aunque es difícil aprender cuando la desnutrición cerebral
es alimentada de futbol, televisión balín y programas de Internet irrelevantes,
donde el chat, las redes sociales y todas sus maravillas son herramientas con
las que perdemos el tiempo la mayoría de los mexicanos. Tal vez.
Roberto
Rosique